Después de la selección, la preamplificación y la regulación del volumen de la música, sigue la última función de un amplificador: la generación de la potencia para los altavoces. Esta tarea no resulta en absoluto trivial: la etapa de amplificación debe reproducir la señal musical de forma absolutamente rápida y precisa, incluso en caso de cargas máximas. Los tubos ofrecen como etapa de amplificación un sonido excelente, pero requieren complejas medidas técnicas, aportan una potencia relativamente baja y no siempre trabajan bien con todos los altavoces. Por este motivo, para la generación de potencia resulta considerablemente mejor el uso de un transistor resistente y versátil. Por estos motivos, en este amplificador Magnat combinamos un preamplificador de tubo con una etapa de salida de transistor y nos beneficiamos de las ventajas de ambas tecnologías. Los tubos seleccionados se encargan de resaltar plenamente su encanto tonal en el rango de baja potencia del amplificador. No obstante, cuando se trata realmente de potencia, es donde los transistores, especialmente los de alta calidad, despliegan sus ventajas técnicas. Una fuente de alimentación de dimensiones generosas y perfectamente estabilizada suministra la energía necesaria de manera fiable. La denominada «estructura especial» de la etapa de amplificación, compuesta de componentes individuales seleccionados, se ocupa de aportar una refrigeración óptima, rutas de señal de definición precisa y la mejor calidad de los componentes.